domingo, 27 de enero de 2013

Autechre, Quaristice


(Warp, 2008)

Empieza frío y urbano en "Altibzz". Urbano porque me hace imaginar que vago por la ciudad, solo, un sábado por la noche. La sensación de oscuridad y aislamiento continúa en las siguientes pistas, pero uno deja atrás la ciudad y se adentra en un abismo mental, o computacional, de mensajes indescifrables. Diálogos misteriosos entre hombres y máquinas, engranajes mecánicos que tal vez sean meros símbolos formales de conceptos metafísicos, siempre la voz humana tratando de decir algo, deconstruida, perdida entre ecos, percusiones autoconscientes tratando de decirnos algo, perdidas entre sí. Eso es. Los ruidos de Autechre saben que están ahí y tratan de decir algo. Voy a ver si entiendo... En "Simmm", el viaje se vuelve más amable al principio, sus artífices juegan con nosotros presentándonos algo que se acerca más a nuestra idea de la música, pero en seguida irrumpe ese caos vivo de reflejos multiformes, y a veces la claridad de un ambient cósmico inesperado, que aparece en ondas. Estamos ya muy lejos de casa, aquí. Disfrutemos del viaje.

dum... dum... dum dum... dum... ¿Pero qué es esto? No tengo ni idea. Pasa el tiempo (o avanzo en el espacio, no lo tengo muy claro) y la música empieza a volverse un espacio tridimensional y miro a mi alrededor. "rale" narra mi paso por la Ciudad de las Máquinas, muy atareadas preparando la invasión de Zion. Pero todo pasa, y vientos cósmicos iracundos me arrastran a algún otro lugar. ¿A dónde? No-lo-sé. Para cuando me dejan en tierra, no me importa, porque hay una fiesta de chispas bailarinas que me invitan a bailar. No pensé que perdería mi cuerpo, pero aquí estoy, convertido en chispa, familiarizándome con el verdadero sentido de la palabra electrónica. A partir de ahí, el viaje se hace muy confuso para mí, porque soy trasladado como energía a través de un complejo de cables enmarañados que ni siquiera tienen entidad física.

Tras dar vueltas por mundos diversos donde la vida orgánica y la vida artificial se vuelven indistinguibles la una de la otra, algo acaba alineando de nuevo la realidad urbana, y me encuentro otra vez vagando por la ciudad, pero algo ha cambiado. Me he traído la oscuridad conmigo. Las formas han ganado una información nueva a mi alrededor. ¿Sigo siendo humano?

Autechre, ¿abstracto, intelectual? No sé. Aquí al menos, lo que hay es un viaje a otros mundos, imaginarios e interiores. Alienígenas, sí, pero susceptibles de ser imaginalmente procesados, disfrutados.

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